Para ello, se parte de la consideración de que la cronología de cinco etapas o períodos
históricos que se ha establecido es fundamental en el discurso de la exposición - es su eje estructural - pero que por sí misma no ofrece todos los saberes a los que tienen derecho todos y cada uno de los visitantes de cualquier exposición temporal. La cronología supone una linealidad que no explica el proceso creativo humano y que en modo alguno agota su compleja red de significados. Sobre todo, no explicita los llamados saberes sometidos, es decir, los contenidos históricos que son habitualmente marginados por los planteamientos teóricos y , en este caso, museográficos, globales, y los saberes bajos, cotidianos, marginales, heréticos según el poder religioso o político, y populares.
En ESPAÑA MEDIEVAL, estas cuestiones se solventan convirtiendo la cronología en genealogía discontinua que por exigencias del carácter de las obras conservadas delmundo medieval y, por tanto expuestas, no deja de ser una genealogía del poder. Una definición de poder basada no en criterios de soberanía y Estado/Reino, sino en técnicas y tácticas de dominación diversas y, en último término de fabricación y difusión de realidades de todo orden. Hay que valorar que ese desplazamiento hacia lo discontinuo de la muestra no hay que considerarlo como una fatalidad o como un obstáculo, sino como un concepto operativo absolutamente útil para el historiador y, consecuentemente ,para la fijación del discurso cronológico/genealógico de la exposición. No es una discontinuidad establecida a priori ni dispersiva : se concibe como cuestión a resolver en el planteamiento ejecutivo y, especialmente, museográfico de ESPAÑA MEDIEVAL. Es decir, la exposición, tanto en el concepto como en la museografía problematiza las series, los cortes, los desniveles, los desfases y las especificidades cronológicas y, por ende, históricas, así como las formas singulares de remanencia y las tipologías sumergidas de las relaciones culturales establecidas en los territorios hispánicos a lo largo de más de diez siglos.
Nuestro planteamiento de la España medieval será , pues, discontinuo con lo que ello
supone de construir y presentar las diversas cuestiones a desarrollar cronológicamente
(principio, significación, espíritu, visión del mundo, forma, etc.) en tomo a centros únicos.
Estos centros únicos densificadores de redes significación y lo anteriormente expuesto
hacen que ESPAÑA MEDIEVAL no se convierta en un discurso acerca de lo real- de losupuestamente real, por supuesto, sino que sea un discurso acerca de los discursos sobre el universo de España medieval. ESPAÑA MEDIEVAL no intenta pues "retratar" ni
"evocar" la realidad de una época: la medieval, ni de unos territorios: los de la antigua Hispania, ni la de unas culturas: la cristiana, la islámica y la musulmana, sino "retratar" y "evocar" las diversas representaciones construidas e interesadas de ese "universo" histórico, sus actores y su significado.
[…]JS/IC, febrero 2004.
VER PDF PROYECTO-INFORME 2003